MISION Y VISION

VISIÓN Y MISIÓN.

lunes, 21 de noviembre de 2022

AUTOACEPTACIÓN por FE

 




Autoaceptación.

 

Para muchos, la conciencia es una cuestión de suma importancia, más aún la autoconciencia.

 

Podemos decir que la conciencia de quién somos, nos puede llevar a dos escenarios: la autonegación o autoaceptación.

 

Este punto está estrechamente vinculado con la confianza, vista en dos vertientes, no de menor importancia: la autoconfianza y la confianza a otros. Por hoy, nos limitaremos a invitarte a reflexionar en la primera, estrechamente vinculada con lo mencionado en los párrafos anteriores.

 

Es hora de detenerte un minuto para reflexionar, ¿Sabes quién eres? ¿Quién o qué determina quién eres? ¿Sabes cuáles son tus fortalezas y tus áreas de oportunidad? Aún más, ¿qué o quién determina lo que eres?

 

Hace dos semanas platicamos que las palabras tienen el poder para dar vida o para dar muerte. También hemos platicado que somos el cúmulo de experiencias, y la mayoría vivida en nuestra infancia.

 

Podemos afirmar que, aún de manera inconsciente, tenemos sentimientos y pensamientos arraigados. El día de hoy podemos afirmar que somos el reflejo de lo que nuestra familia hizo con nosotros en la infancia. Tenemos bellos recuerdos, donde nos abrazaban o besaba, nos dieron amor, cobijo, techo. O, por el contrario, carecimos completamente de alguno de esos aspectos, que nos prometimos a nosotros mismos que no nos volvería a pasar.

 

Quizás, decidimos que, si tuviéramos familia, no cometeríamos los mismos errores que nuestros padres. Que seríamos mejores personas, que mostraríamos amor, que pasaríamos más tiempo con nuestra pareja, con nuestros hijos. Quizás prometimos que nosotros nunca nos divorciaríamos. Y, ¡sorpresa!, lo hicimos, faltamos a lo que prometimos.

 

Muchas veces ocurren cosas que no controlamos, pero en la mayoría de las veces depende de lo que nosotros elegimos. Pueden nuestros padres advertirnos que una persona no nos conviene, sin embargo, por nuestra inmadurez decidimos llevarles la contraria u obedeciendo nuestro “corazón” hacemos lo que nosotros creemos es lo mejor; y, nuevamente, ¡sorpresa!, erramos.

 

Algunas veces creemos que nuestra forma de ver las cosas es la correcta, y que los demás se equivocan, que no nos conocen y que nosotros no reaccionaremos ni nos pasará lo que, a ellos, es decir, tenemos una mayor y mejor capacidad de dominar lo que para otros es difícil, nosotros lo dominaremos. En pocas palabras, tenemos una autoconfianza incorrecta. Un autoconocimiento errado.

 

No es que sea malo el autoconocimiento y, menos, la autoconfianza. Lo malo es cuando creemos estar ciertos y no escuchamos a los que nos rodean, pues, cada uno puede darnos razones válidas de lo que puede ocurrir en tal o cual situación.

 

Por ello, en este momento te invitamos a que te autoanalices, se sinceró contigo mismo, contigo misma, de tal manera que seas capaz de discernir lo que eres capaz de hacer, lo que podrías hacer y, lo que difícilmente harías. En otras palabras, toma autoconocimiento de ti mismo (a), de tal forma que en esa sinceridad que debe caracterizarte, seas capaz de reconocer lo que en verdad puedes y no hacer.

 

Recuerda, tus padres no fueron los mejores, en su mayoría porque nadie les enseñó a serlos. En el mejor de los casos, ellos nos enseñaron valores con su vida. Fueron ejemplos dignos de imitación. En otros casos fueron ausentes, y no forzosamente que te hayan abandonado físicamente, pues, también cuenta la ausencia emocional, estaban y vivían ensimismados, preocupados en lo que habrían de llevar a casa, porque hubiera que comer, en fin, una variedad de posibilidades como de personas.

 

No obstante ello, nosotros tenemos la decisión en nuestras manos de ser mejores personas cada día, de ser mejores ejemplos que ellos. Se nos ha dado la oportunidad de arrastrar con nuestro ejemplo.

 

Por ello, si el día de hoy aprendes a identificar tus fortalezas y tus áreas de oportunidad, te aceptas por quién eres y eres consciente de lo que puedes hacer, crecerá tu autoconfianza. Mejor aún, serás capaz de aceptarte y aceptar a las demás personas, quienes, al igual que tú, cada día viven una lucha diferente a la tuya.

 

Y si te dijera que existe alguien que te ve como una persona bella, no por quién eres hoy, sino por quien puedes llegar a ser. Quien te dice hoy: “Te amo, mi hijo eres tú.” Y que está dispuesto a darte sabiduría, no la simple y mortal, sino una que proviene de lo alto, de cuya “boca viene el conocimiento y la inteligencia”.

 

Si existe autoaceptación, autoconsciencia de quién eres y autoconfianza de lo que puedes o no hacer.

 

¿Dirías que es buena tu autoconfianza? ¿Esa autoconfianza te ha metido en problemas? ¿Haz hecho cosas que creías no podrías? ¿Cuál es tu nivel de confianza en ti mismo?

 

Tengan una bendecida semana.

 

FE.